jueves, 16 de julio de 2015

No puedo parar de mentir


Consultorio

“No puedo parar de mentir”



Cada historia que contás, cada excusa o anécdota, todo viene acompañado de una mentira. No lo hacés de mala, simplemente te sale así: ¡no podés parar! Una y mil veces intentás frenarte, pero ya es tarde, te la mandaste, te despachaste con una historia que hizo reír a todas tus amigas y peor, ¡la agrandaste aún más! Ni hablar cuando mentís sobre lo que hiciste, los lugares en que estuviste –incluso una vez hasta mentiste sobre el destino de tus vacaciones y a la vuelta ya no sabías qué inventar para que te creyeran que habías estado en ese lugar. ¿Para qué? Ni vos lo sabés, simplemente, te sale así. Lo peligroso es cuando les mentís a tus papás sobre dónde te quedas a dormir o quiénes son tus compañías. ¿Hay vuelta atrás? Sí, pero depende de vos. “Los problemas graves y mal resueltos en la adolescencia pueden traer consecuencias en la adultez. No te conviene mentirle a tus padres sobre tus salidas o tus compañías, a veces la gente no se conoce bien, no es lo que vos pensabas y podés pasar un mal momento. Si tu entorno está al tanto de todo, es más factible que recibas su ayuda en caso de tener un problema, a que todos crean que tu realidad es otra por haber mentido”, explica la licenciada en Psicología, Berta Spaini.
Entonces, además de caerle mal a todo el mundo tu mentira, te ponés en riesgo permanente. “¿Qué te pasa que mentís? ¿Qué sentís? ¿Para qué? ¿Qué querés conseguir mintiendo? ¿A quién le mentís cuando mentís? Son todas preguntas que podés hacerte para conocerte más y mejor. Ahora bien, si tenés una compulsión a mentir necesitás ayuda. Si la solución que tenés a manos es mentir para sortear el momento y después ver qué hacer, estás equivocando el camino. Mentir puede ser inocente y privado, o puede meterte en líos serios si tus mentiras son peligrosas. Mentir es sortear el momento y complicar el futuro”, asegura la especialista.
Sincerate con vos misma y con los demás. Siempre la verdad, aunque sea dolorosa o compleja, es la mejor respuesta.
Texto Paola Florio / Ilustración Caro Allende

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